Ni el mexicano Andrés Manuel López Obrador ni el brasileño Lula da Silva. Ni el nicaragüense Daniel Ortega ni tampoco Nicolás Maduro, pese a su habitual tira y afloja cuando de viajar al extranjero se trata. Ni la peruana Dina Boluarte ni el salvadoreño Nayib Bukele. La Cumbre Iberoamericana de Santo Domingo, en la que la diplomacia española ha ejercido un papel preponderante, no contó con los mandatarios de los dos gigantes continentales (México y Brasil) ni con los cuatro presidentes que más titulares y polémicas acaparan en la región.
Ausencia de vedettes continentales y presencia de mandatarios que por sí solas dibujan el mosaico de las Américas, con España entre bastidores, en un subcontinente en el que EEUU y China intentan imponerse y en el que Rusia mantiene con éxito desinformación y propaganda de guerra.
La ausencia más relevante volvió a ser la del líder populista azteca, "que confirma el mal momento que viven las relaciones entre México y España. Ni siquiera fue el canciller Marcelo Ebrard (sustituido por el vicecanciller Maximiliano Reyes). Es una mala noticia para la cumbre CELAC-UE prevista para julio en Bruselas, donde Europa tiene la expectativa de sentar bases sólidas para estrechar las relaciones con Latinoamérica y el Caribe", describe para EL MUNDO Mariano de Alba, asesor senior del Crisis Group.
López Obrador ha exacerbado sus diferencias con España para extremar su perfil anticolonialista, nada que ver con la decisión de Lula de viajar a China en vez de acudir a Santo Domingo. "China está profundizando sus vínculos con Latinoamérica, donde además hay una ampliación de gobiernos antiestadounidenses. En las actuales circunstancias, el régimen chino aprovecha que EEUU y la UE están respaldando a Ucrania frente a la invasión rusa. Eso bajo el argumento de que son decisiones pragmáticas, pero que sabemos están asociadas con ese espíritu antiimperialista del que China es el principal adversario", revela María Puerta Riera, profesora de gobierno americano en Florida.
Desde su llegada al poder en 2013, Maduro no ha acudido a ninguna de estas cumbres, de las que tan malos recuerdos tiene el chavismo tras el histórico "Por qué no te callas" del Rey Juan Carlos a Hugo Chávez en 2007. El "presidente pueblo" tampoco compareció este año a la toma de posesión de Lula ni a la cumbre de la CELAC en Buenos Aires, intimidado por la recompensa de 15 millones de dólares que la justicia de EEUU mantiene sobre su cabeza y que el líder opositor Leopoldo López volvió a recordarle ayer: "Si pone un pie en República Dominicana, las autoridades deben detenerlo y extraditarlo para que rinda cuentas ante la justicia. ¡No hacerlo sería complicidad!".
Ortega sólo acude ya a la casa de sus aliados, en La Habana o Caracas, para evitar nuevos disgustos diplomáticos, mientras Bukele y Boluarte prefieren atender sus asuntos internos.
"Es evidente que la coordinación regional en Latinoamérica vive un mal momento, no solo por tensiones dentro del vecindario, sino también por una diversidad de prioridades. Realmente no hay ideas concretas de cómo atender el cambio climático, el fortalecimiento de sistemas de salud o el impacto económico por la situación geopolítica. Encima persisten las tensiones sobre cómo abordar casos complejos productos de derivas autoritarias y violaciones a derechos humanos como en Nicaragua, Venezuela, Cuba, El Salvador y Perú", puntualiza el internacionalista De Alba.
"El problema no es solamente que EEUU está descuidando su terreno, sino que Latinoamérica está haciendo una apuesta donde compromete sus valores democráticos. El peligro de la profundización de las relaciones con China es su clara naturaleza antidemocrática y su influencia sobre las débiles democracias latinoamericanas", se lamenta Puerta.
Una deriva que dificulta la doble apuesta española y europea. "Para España es una buena noticia que la cumbre se haya celebrado. Se está tratando de avanzar en proyectos de inversión y desarrollo para profundizar las relaciones y afrontar dificultades económicas globales, pero no veo clara la voluntad de la región de acercarse definitivamente a Europa como socio incondicional en medio de las tensiones crecientes entre EEUU y China", avizora De Alba.
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